Preguntas frecuentes

No, yo trabajo por mi cuenta y no contrato personal, pero sí colaboro regularmente con otros traductores de confianza. Todas mis traducciones las corrige otro profesional antes de entregarlas a mis clientes y puedo proporcionar traducciones a otros idiomas gracias a mi amplia red de colaboradores. La ventaja de trabajar con un traductor independiente en lugar de una agencia es que permite la comunicación directa con la persona que traduce los documentos. Esto hace posible una mejor comprensión del texto por parte del traductor y asegura que tus preferencias aparecen reflejadas en el documento final.

No. Nunca. Las herramientas de traducción automática, como Google Translate, generan textos toscos y mal redactados que desvirtúan el mensaje original de tus documentos. Estas herramientas dan lugar a traducciones de pésima calidad, erróneas, irrisorias o simplemente incomprensibles. Su mecanismo se basa en un proceso de búsqueda en extensos catálogos de textos ya traducidos para determinar estadísticamente cuál es la traducción más probable. El resultado es un texto mecánico, fuera de contexto y sin adaptación cultural alguna.

Sí. Mi lengua materna es el español y los traductores profesionales suelen trabajar exclusivamente hacia su lengua materna, con contadas excepciones. Por muy bien que se domine un idioma siempre habrá matices que solo puede reflejar con soltura un nativo. Si necesitas traducciones a otros idiomas puedo hacerme cargo de tu proyecto, ya que cuento con una amplia red de colaboradores, pero siempre será un traductor nativo cualificado quien se encargue del trabajo.

No, no soy traductora jurada ni estoy cualificada para hacer traducciones oficiales como certificados de nacimiento o diplomas. En España solo los traductores que figuran en el registro de traductores jurados del Ministerio de Asuntos Exteriores están capacitados para hacer traducciones que tengan validez legal. Si necesitas una traducción  jurada, puedo ponerte en contacto con uno de mis colegas que trabajan en el ámbito jurídico y están capacitados para ello.

Los traductores trabajan con el lenguaje escrito y los intérpretes con el lenguaje oral. Ambas profesiones requieren un excelente dominio de los idiomas necesarios, pero existen importantes diferencias en el tipo de formación y las competencias necesarias para cada una de ellas. Mientras que un traductor tiene que escribir bien, un intérprete necesita agilidad mental y excelente capacidad de comunicación. Yo soy traductora, no intérprete, por lo que solo trabajo con documentos escritos.

«Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo»
Ludwig Wittgenstein